miércoles, 30 de noviembre de 2011

Piratas y corsarios



Durante la semana pasada y algunos días de esta misma ha tenido lugar en nuestra facultad el seminario de historia militar: Mares y Armadas en la Historia. Desafortunadamente no llegué a tiempo de poder apuntarme, pero no deje escapar la oportunidad de acudir como oyente a la que más llamaba mi atención: “Piratería y corso” impartida por el Prof. Dr. José Cepeda Gómez, en la cual pudimos adentrarnos en la historia de estos personajes.

Son muchas las diferencias existentes entre los piratas y los corsarios, pese a que en algunas ocasiones se haya pensado lo contrario. En el caso de los piratas no cumplen orden de ningún tipo, el pirata es un bandido, un ladrón del mar, busca su beneficio propio. No tiene un respaldo legal de nadie, es por ello que en ocasiones se hacían pasar por corsarios para evitar ser ahorcados por sus crímenes. En el caso español no es frecuente encontrar casos numerosos de piratas, aunque si encontramos gran numero de corsarios españoles. Un caso archiconocido es el Sir. Francis Drake, corsario inglés del siglo XVI elevado a la categoría de sir por la reina Isabel I en agradecimiento a sus servicios prestados a la corona contra España, siendo clave destacar que en España se le consideraba un pirata y no un corsario, menos aun un sir.



Francis Drake




Antes de detallar mas en profundo al corsario, cabria destacar a los bucaneros o filibusteros. El profesor Cepeda los describe como individuos que hacen una guerra económica por su cuenta sin tener el respaldo de nadie. En su propio beneficio sin importarles el barco que atacan o la ciudad. Los ataques poblacionales son mas realizados por los filibusteros y los ataques a barcos por los bucaneros. Es una guerra sin normas aunque algunas veces argumentan que es en beneficio del inglés.






Centrándonos en los corsarios, se puede decir que el problema de estos es que a veces no cumplían lo que verdaderamente tenían que cumplir lo que les llevaba a un destino único, la muerte. Son unos legitimados combatientes que cumpliendo una determinada serie de normas se convierten en eficaces colaboradores de la monarquía, haciendo valer la españolidad de las tierras americanas. El momento de mayor esplendor del corso tiene lugar en el siglo XVIII. Pero vemos constancia de los corsarios de mano de los reyes mucho antes, los Reyes Católicos utilizan en el tratado de Tordesillas (1494) corsarios contra Portugal, por orden de los monarcas, los corsarios se situaron en el golfo de Cádiz cerrando a Portugal su acceso a África.



El corso fue un método económico de hacer la guerra, ya que se dispone de una flota, de una fuerza naval complementaria, para dificultar al enemigo en sus líneas de abastecimiento, es un medio de afirmación de la marina española. Sera una actividad legal y vigilada por las autoridades. El corso desaparece a mediados del siglo XIX legalmente, aunque como tal aun tardaría unas décadas más.


Un corsario no es tal sin una patente de corso o Letter of marque. La patente de corso es un documento expedido por los monarcas, mediante el cual el propietario tiene permiso para atacar barcos y ciudades de naciones enemigas, convirtiéndose así en parte de la marina del país, o en algunas casos de la ciudad, a cambio el corsario debía entregar a las arcas reales un porcentaje de lo coseguido. Algunas patentes de corso son las de: 1621, 1674, 1702, 1718, 1762, 1779, 1794, 1801.


Patente de corso



Cuando se obtenía la patente las autoridades tenían que facilitar y colaborar con el corsario. Era necesario estar matriculado para tener una patente. La matricula era una forma de la marina para que se asegure que haya personas que conocieran el oficio, tenían ciertas ventajas: no iban a hacer servicio militar en tierra y podían hacer sabotaje también. Los marinos podían dedicarse al corso en barcos privados en momentos de su vida, caso de Antonio Barceló.


Era más difícil capturar un barco real que uno privado, no se podía hacer daño a las tripulaciones neutrales o de españoles. Algún corsario se pasó en este término de ahí su mala fama. Es una actividad muy sosegada y de control con limitaciones, es decir, se pasaron en alguna ocasión y se convertían en lo que no querían ser, piratas. Los piratas al revés que ellos no tienen patria.


Barco corsario español



El corso fundamental español se hizo en el Mediterráneo, principalmente contra los berberiscos. Pero el más importante es el del Caribe contra los ingleses, franceses y portugueses que les hacen frente. Otero Lana hace una reflexión, diciendo que en los siglos XVII y XVIII los corsarios aumentaron su número, en España este caso es menor pues apenas hay piratas. Los corsarios son unos combatientes peculiares. La idea de que el corso marítimo podía trae la victoria arroyó a Olivares, pero en realidad era una falsa ilusión, aunque es cierto que incordian y pueden considerarse parte fundamental de la empresa marítima, pero el corso nunca ha ganado una guerra por si solo.


El corso marítimo es sólo una derivación del comercio en definitiva. Por un lado descapitaliza el comercio enemigo, pero si es verdad que la guerra de corso se convierte en una guerra de quienes no tienen suficientes barcos para realizar una guerra estratégica. Es una práctica de colaboración auxiliar de la corona, que consiga mantener su expansión ultramarina.

2 comentarios:

  1. El fenómeno de la piratería en la Edad Moderna es apasionante. Para abordar su estudio es conveniente evitar algunos prejuicios o tópicos. Hay bastante bibliografía al respecto.
    Atentamente,

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  2. Estoy de acuerdo. Es un tema que está paglado de tópicos y que a mi parecer muchas veces no se le presta atención. La verdad es que lo que nos contó el profesor Cepeda me sabió a poco ya que tampoco tuvo mucho tiempo como para adentrarse más en el tema.

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