lunes, 24 de octubre de 2011

Clase del 20 de octubre

La clase del día 20 de octubre empezó con la explicación de la última escuela historiográfica surgida en el siglo XX, la cliometría. Esta escuela tuvo un menor impacto que las otras dos grandes escuelas, Annales y marxismo histórico.

La cliometría propone reducir todo objeto de investigación histórica a datos estadísticos, partiendo de una visión de la Historia muy vinculada a la estadística. Para ello, la cliometría recurre al uso de la historia contrafactual, es decir, pensar en lo que no ocurrió y alterar datos para explicarlo.
Es debido a esta práctica por lo que la cliometría ha recibido numerosas críticas por parte de diversos sectores historiográficos.

La parte teórica de esta clase terminó con la explicación del postmodernismo y la influencia que éste tuvo en la historiografía a partir de los años 70. Este posmodernismo tendrá como dos de sus características básicas el relativismo y el subjetivismo, y negará conceptos tan sólidos como la idea de progreso, que desaparece tras el fuerte impacto mental causado por las dos guerras mundiales, o la cronología establecida en la Historia, que sólo es válida para el ámbito europeo.

Después el profesor Alonso nos dejó unos minutos a los grupos para poner en común la idea principal y varias secundarias de las lecturas que se nos habían asignado la semana anterior.

A este grupo le toco el texto de Ricardo García Cárcel, catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona, titulado “La reciente historiografía modernista española”.

En esta entrada haremos una visión más amplia del articulo de García Cárcel, para terminar resumiéndola con la idea principal del mismo.

En primer lugar, este prestigioso modernista afirma que hacer un balance de la historiografía en la actualidad española es difícil ya que contamos con escasa bibliografía historiográfica, además, situar la frontera temporal con respecto al franquismo constituye una ardua labor ya que la ruptura historiográfica en España no se produce a la muerte del dictador, sino que se inicia desde la década de los 60.

García Cárcel también expone que la historiografía española  siempre ha sufrido un atraso en comparación con la historiografía europea. A la hora de hablar de influencias historiográficas europeas, García Cárcel muestra el cambio que se ha producido en los últimos años del siglo XX, cuando se ha pasado de una influencia francesa a una influencia anglosajona.

Este historiador divide la historiografía en España en dos etapas, la primera va desde 1975 hasta 1985, y la segunda desde esta fecha hasta el 2001.

En la primera etapa el autor destaca la idea de si en realidad ha existido una historiografía ligada a esa cultura de transición democrática y reconciliadora dada en España en esos años. En este sentido se citan en el artículo, por ejemplo, el tema de la Inquisición, que ha sido revisado desde 1976.

En esta época se produjo también una cierta reivindicación de la idea de la España de las tres culturas, reivindicación nostálgica desbancada por obras de otros autores como Netanyahu o la escuela granadina.
García Cárcel destaca que el gran tema de la historiografía de este periodo fue la historia regional, que experimentó un verdadero auge durante la Transición. Esta idea de historia regional rompió con el viejo concepto de la España uniforme.

De esta historia regional se pasó a una historia local que también tuvo un notado éxito, lo que generó la reacción “estalista” al considerar que el único uso de la historia local puede llevar al asilamiento y a la falta de crítica conjunta, lo que supone un freno para la historiografía.

García Cárcel termina esta primera fase añadiendo las principales líneas de investigación dadas en este periodo. Así, el autor destaca la hegemonía de la historia económica y social, influenciadas sobre todo por Braudel, de la escuela de Annales, y por el marxismo histórico. Esta historiografía no arranca en los años de la Transición, sino que tiene su precedente en historiadores de los años 60 como Domínguez Ortiz.

En segundo lugar, García Cárcel destaca que la historia política no se encontraba bajo la influencia de Francia, sino bajo la del mundo anglosajón con autores como Elliot y Stone.

Por último, la historia de la cultura y las mentalidades suponía el campo historiográfico más pobre, cargado de multitud de lastres como el continuo debate entre la izquierda y la derecha del país.

García Cárcel establece la frontera entre las dos etapas en el año 1985 porque en este año se produjo una crisis de la historiografía a nivel mundial que tuvo, entre otras consecuencias para Europa, el hundimiento de la tercera generación de Annales.

A nivel nacional, en España se produce el auge del centenarismo, un fenómeno que alcanza un gran eco mediático en torno a personajes como Carlos III, Felipe II o Carlos I.

Además se produce la caída de la historia económica, que pierde el sentido de ser la presunta única historia científica posible.

El otro gran ámbito de la historiografía española hasta esos años, la historia social, dejó de centrarse en el estudio de las estructuras para basarse en el estudio de las relaciones sociales. Dentro de este mismo ámbito de estudio se ha pasado de un interés casi único por los sectores marginados a un auge de la historiografía de las élites.

En esta etapa la historia política sufre una crisis al estarlo también el concepto de Estado-nación ya que se publican varios trabajos que nos muestran una imagen del estado mucho más desarmada y débil que la idea que teníamos, propia de la historiografía romántica liberal.

Destaca en esta línea los estudios publicados sobre la relación entre la Corte y el poder centralizado con las diferentes elites locales, eliminando la idea tradicional de constante rivalidad entre ambas para reafirmar que el absolutismo y la centralización se ejercieron en función de los poderes locales, que conservaron una autonomía importante.

En el ámbito de la historia cultural García Cárcel destaca el fin de la historia de las mentalidades como tal y el auge de temas como la historia de la mujer, de la exclusión y la marginación social o sexual, la historia de las familias o del amor ante los matrimonios forzados.

Para termina su artículo, García Cárcel hace una reflexión sobre las dificultades que tiene el historiador joven en la actualidad para hacerse un hueco en el mundo de la investigación en la universidad, único ámbito posible de estudio en España en el campo de las Humanidades.

Pasando ahora a destacar la idea principal del texto, es precisamente esta última reflexión de García Cárcel la que mi grupo ha destacado como una de las ideas quizá no principales del texto en cuanto a contenido, pero sí como una idea importante para la clase como cantera de futuros historiadores.

Después de la exposición de la idea principal e ideas secundarias de nuestro grupo, el resto de los grupos expusieron las conclusiones a las que habían llegado con sus textos. Así, el grupo 2, que tenía el texto de Casey, destacó de éste que el estudio de las formas de poder se aborda desde diferentes perspectivas como lo social, las mentalidades, etc.

El grupo 3 ha destacado de la lectura de Hugo García la crisis de la “verdad” propia del postmodernismo, mientras que el grupo 4 la definición y la defensa de la historia global a partir del fenómeno de la globalización defendida en el texto de Fanzio.

Por último, el grupo 5 se asomó al nacimiento y la evolución de la historia de las mentalidades a través del texto de Hernández Sandoica.


Así terminaron las clases dedicadas a la historiografía, clases que nos han servido a la mayoría como introducción a esta parte fundamental de nuestra carrera y que estudiaremos más ampliamente en el siguiente curso. 

2 comentarios:

  1. Grupo 1, si queréis saber más sobre la lectura de Hugo Fanzio y la Historia Global, meteros en nuestro blog: metodossiglosmodernos.blogspot.com, y podéis saber las conclusiones del texto. De ahí, también podéis sacar vuestras conclusiones o destacar alguna características que os llame la atención.

    ResponderEliminar