domingo, 15 de enero de 2012

Víctor Amadeo III de Saboya: un reino perdido

Nació el 26 de junio de 1726, fue Duque de Saboya, príncipe de Piamonte, rey de Cerdaña, de Chipre y de Jerusalén de 1773 hasta 1976. Se casó con María Antonia Fernanda de Borbón (última hija del rey Felipe V de España) y tuvieron 12 hijos.
Este gran enemigo de la revolución francesa abrió sus fronteras a los emigrados franceses y declaró la guerra a Napoleón pero actuando de esta manera perderá el ducado de Saboya y el condado de Niza. Murió el 16 de octubre de 1796 después de la firma del tratado de París.


Subió al trono a los 47 años después de la muerte de su padre Carlos Manuel III de Cerdeña. Había observado con minuciosidad cómo se trataban los asuntos del reino para estar preparado a gobernar pero nunca había intentado llevar uno de estos asuntos, se contentaba con mirar a los demás esperando su turno, parece que había notado punto por punto lo que quería hacer para mejorar su país. Los saboyanos se alegraban de un tal rey.
A nivel Europeo, el estado también se anunciaba pacífico. El acercamiento de la Casa de Austria y de la de Francia impedía un riesgo de guerra con Italia.
A pesar de todo, Víctor Amadeo III dedicaba mucho tiempo a su armada como si estuviera en guerra, a veces se consideraba como demasiado: los gastos eran excesivos y los viejos militares pensaban que el soberano concentraba demasiado sus esfuerzos en hacer de esta armada una perfección. El rey seguía con las reformas de su abuelo y las de su padre:
  • construcción de diques por los ríos,

  • protección de la agricultura y manufacturas,

  • embellecimiento de las ciudades,

  • reconstrucción del castillo de Chambéry,

  • construcción de termas en la ciudad de Aix-les-Bains (época en la que el Doctor Daquin analizaba las aguas de la ciudad para establecer su valor terapéutico).


Pero poco a poco la situación se volvió más complicada, Víctor Amadeo III despertó la cólera de sus vecinos (Condados del Dauphiné, de Ginebra...) al ser demasiado emprendedor con ellos. En 1789 empezaron los disturbios en Saboya en las ciudades de Rumilly y Annecy-le-Vieux: los campesinos manifestaban contra los Señores y Dueños a causa de prohibiciones atentando a sus derechos de campesinos.
Entre tanto, los piamontéses que se habían refugiado en Saboya empezaban a irritar a los saboyanos con sus actitudes presumidas, belicosas y desdeñosas y pequeños motines estallaron.
Otros varios acontecimientos sucedieron y desconcertaron al gobierno sardo que no sabía si hacía falta darlos importancia, si había que tratarlos de manera firme o no. El Senado de Chambéry se veía obligado actuar como conciliador.




En 1792, fue el año de todos los cambios por el reino de Saboya. Los partidarios de la guerra se hicieron cada vez más numerosos. Los franceses codiciaban desde mucho tiempo Saboya y utilizaban el pretexto de las fronteras naturales para poder anexionarla a Francia. Una de las figuras claves de la invasión fue Doppet, había formado con sus compatriotas una sociedad llamada “Légion des Allobroges” en París, era de tendencia política y militar.
En la noche del 21 al 22 de septiembre de 1792, la Armada de los Alpes Franceses dirigida por Montesquiou-Fézensac (con 15 000 hombres entre los cuales se encuentra la “Légion des Allobroges”) invadió Saboya por “les Marches” y “Apremont”. Las tropas sardas casi se retiraron sin combatir. Los franceses quitaron el ducado de Saboya, el condado de Niza y ocuparon el Piamonte en 1792.

En 1796, Víctor Amadeo III fue obligado firmar con Bonaparte el Tratado de París que le quitaba varias ciudades. Asolado por la tristeza, sólo sobrevivió 5 meses después de esta derrota.



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